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Jamás harás que me quede aquí parada por ti, siento decirte que fuiste lo bonito en esos días frios de invierno, fuiste el que me regaló ese calor cuando lo necesitaba y añoraba el amor de alguien, el cariño de una persona y el afecto de un hombre, pero no cielo, hoy ya no, hoy me has hecho daño, hoy me has enseñado lo que es el engaño.
No me duele lo reconozco, pero prefiero levantar la cabeza y que tú hoy ya no habites en mi ser, en mi corazón, en mis pensamientos...
- ¿Por qué me ignoras? (te diriges a mi mientras me agarras por la cintura y yo intento esquivarte, no mirarte a los ojos y seguir como si nada...)
+ No quiero hablar, hoy no es mi día y prefiero que desaparezcas, que no me busques, ni me vuelvas a agarrar como lo estás haciendo ahora. (Te contesto mientras siento que el corazón se me encoge...)
- ¿Qué he echo? Te quiero, no quiero perderte.
+ Tú no me quieres. Querer no es engañar, querer no es hacer llorar a la persona amada, lo tuyo es capricho, capricho pasajero... es mejor que nos separemos. (Te digo estas palabras mientras noto que mi corazón se rompe en pedazos)
Tú, bajas la cabeza y sigues andando, no contestas, será que no te importo...
Y ahora me quedo en el mismo sitio y me pregunto ¿por qué me habrá dolito tanto decirte estas palabras? Y de repente me doy cuenta de que sí, de que todo lo que pensaba en un principio de esta historia era mentira, no fuiste lo bonito en esos días de invierno frío, tú fuiste lo más bonito de mi.